30 mayo 2012

La cultura independiente (3)


Por una parte, las instituciones públicas tienen infraestructuras, ahora desprogramadas o bajo mínimos. Durante años, buena parte de las partidas públicas en cultura se han inmovilizado, generando un “parque” de infraestructura sobredimensionado. Los pocos dineros que manejan hoy en día están cautivos en el mero mantenimiento de esas dotaciones o en muchas de ellas se está haciendo una política de gestión precaria, que no conduce a nada.
Por otra parte, las estructuras independientes tienen las claves para la participación ciudadana, vocación social y pública, capacidad de auto-construirse, creatividad, sentido crítico, capacidad de experimentación, vocación investigadora, asunción del riesgo, re-invención, re-generación, flexibilidad, impulso, afán de descubrimiento... valentía y la rebeldía suficiente para hacerlo porque sí. Son además expertas en el manejo digno de la precariedad, con mayor eficiencia que cualquier institución pública.
La puesta en marcha de un proyecto de cultura independiente en Gran Canaria activaría automáticamente la creatividad social y la consolidación de una  comunidad creativa. La comunidad creativa es un recurso potencial de primer orden. Posible y necesario. Y lo que esencialmente necesita para ser es un espacio que acoja el proyecto. Un lugar donde residir. Un cuerpo.
Este espacio ha de ser público, para que sea equidistante de todos los usuarios. Un espacio público cedido en uso y gestión sin cortapisas. No puede ser un espacio intervenido ni por la tutela (decir cómo hacer), ni por el control de resultados (decir qué hacer), ni por una reglamentación estrecha (decir qué no hacer). 

Ha de ser un espacio físico y vital.

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