A propósito de "Las Palmas de Gran Canaria-Capital Cultural 2016", ¡no confundir los medios con los fines!
Entendida como fin, dicha capitalidad no significará nada, tan sólo un fogonazo efímero, más de lo mismo (pero a lo bestia), un pretexto (ideal) para otro gran simulacro... una zancada de 7 leguas en la progresiva perdida del sentido ciudadano.
Porque, ¿a quién beneficia una macroacción promocional de la marca de la ciudad? ¿qué significa una ciudad percibida como marca? ¿qué relación se establece entre ese ente, abstracto y transcendente, de la ciudad-marca y sus ciudadanos?
Entendida como medio, dicha capitalidad podría fluir por las corrientes de la cultura y micro-cultura participativa, aprovechar lo que ya existe (y es real) y crear una plataforma para que se exprese, consolide y extienda. Sería algo tan sencillo y profundo (y asequible) como hacer el acto inaugural de un proceso abierto de autoconsciencia para la ciudad.
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