24 febrero 2010

Algunas formas de empezar a valorar la profesionalidad en la cultura

La semana pasada presentamos un proyecto, como asociación cultural, a las Ayudas a la Creación Contemporánea-Matadero Madrid, que convoca el Ayto. de Madrid. En sus bases había dos apartados que me parecieron de lo más coherentes (y obvios y lógicos, por otra parte). Y creo que las instituciones públicas de Canarias deberían seguir el ejemplo.

La primera era que hasta un 25% de la cantidad solicitada podía ser considerada (y en consecuencia justificada) como gastos internos. Lo que significa que en dichas bases implícitamente se reconoce nuestro trabajo como algo valorable en términos de euros; ya que el trabajo de redactar un proyecto y gestionar su completa ejecución no deja de ser un trabajo (que requiere dedicación, experiencia, profesionalidad... y además soportar los gastos de estructura correspondientes).

La segunda es que los certificados de corriente de pago en Hacienda, en la Seguridad Social y el resto de certificaciones requeridas no hay que presentarlas hasta que realmente obtienes la ayuda (si es que la obtienes). Ésto, aunque no lo parezca, es otro buen detalle en la valoración de nuestro trabajo, ya que pasarse varias mañanas de ventanilla en ventanilla no es ninguna tontería.

Parece que se empieza a considerar la posibilidad de que (ya sea como entidad sin ánimo de lucro, particular o empresa) haya gente que se dedique profesionalmente a la cultura, o más concretamente a la cultura subvencionada (no comercial y de interés público).

¡Ni que fuera el único sector subvencionado!

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