Mientrás que el cupo de cultura participativa se conciba bajo el formato de convocatoria pública de subvenciones, y mientrás estas se piensen para un tipo de agente (entidad o particular) que "hace cultura por vocación en sus ratos libres", no avanzaremos en la profesionalización de la gestión cultural en Gran Canaria. Algo de los que estamos muy necesitados.
Las subvenciones son en su forma una perversión, ya que no ayudan a activar proyectos culturales de calidad y mucho menos a consolidarlos; únicamente sirven para cumplir desde lo público con la cuota de participación necesaria para maquillar resultados a fin de año.
¿No se pueden financiar proyectos de interés público, diseñados y gestionados por entidades independientes, de otra forma?
Evidentemente no hablo de que haya que saltarse un procedimiento concursal (con suficientes garantías de transparencia).
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