Tras cinco meses sin pisar este blog, regresamos. El mundo está cambiado. Hace un año se completó el Plan Estratégico de Cultura de Canarias. Ahora, para 2012, se pega un hachazo de más del 60% al presupuesto autonómico en cultura. Irremediable reseteo. Punto muerto. Vuelta a comenzar. Plan al cajón de los planes mal planificados.
¡Todos a la industria!, nos dicen. Reconversión del sector. Pero buena parte de la industria cultural (y no sólo cultural) vive de la administración (al menos en Canarias). ¿Es industria?
Para empezar, no estaría mal conocer las cuentas del gasto público en cultura de los cuatro últimos años (de Ayuntamiento, Cabildo y Gobierno Autónomo). Analizar. Discriminar. Aprender de los errores. La transparencia es la alternativa. Que haya quién no tiene interés en esta regresión da que pensar sobre las complicidades "a ambos lados de la barra" con la que se han estado haciendo las cosas.
Se acuerdan de aquella macroreunion en La Palma, "con todo cubierto", para los agentes culturales canarios, a modo de convención anual de una corporación farmaceútica. Se acuerdan de Septenio y sus peculiares propuestas temáticas anuales, donde todo valía (para los que valía) con tal de usar las palabras oportunas en el título. Del Macc y su ficción de mercado con respiración asistida. Del Parque de las Creaciones, una ciudadela para la utopia, que ha resultado utópica. Del Hospital de San Martín y su vocación de centro de producción cultural y residencias para artistas, ahora con ese elegante entarimado en sus salas de exposición desiertas. O tantos otros...
Curioso ejercicio el de sumar todos esos dineros y ver que mínimo resultante se ha dedicado a la cultura que no es ladrillo, ni dietas, ni publicaciones encerradas en cajas en algún sotano olvidadizo. Me temo que con el 40% restante, que se ha salvado del tijeretazo, se siga haciendo lo mismo o parecido. Me consuela saber que el despilfarro será a menor escala.
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